Anoche luego del programa de Oscar Haza, me quedé en sintonía con el canal 41 para ver la novela Miamiense “ La flor de Hialeah”, todo un desfile argólico y caricaturesco de lo que se quiere tipificar como “cubanidad” desde el exilio. En la teleserie se intenta representar mediante la parodia a diferentes prototipos del cubano en Miami, por ejemplo al ambientoso del barrio, al negrito del "payaso" bufo, a la pareja de recién llegados, al viejo del exilio, al cubano americano, a un homosexual y a un(a) travestí.
Caballero, “a estas horas de la locura” que no me vengan con folletines...
es que hay medio milenio de buenas historias desde la estampa del ingenioso hidalgo que traía en la cabeza una alcancía de barbero, hasta la palangana en el guiro del guerrero de Piñera . Yo no les pido el Tartuffe de Hialeah, pero al menos tírenme un vernáculo con fruta bomba.
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II
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"...como cuando se te aguan los ojos al ver las palmeras papi..."
El joey nació en el Palmeto Hospital y no ha pisado ni la escalerilla del avión para ir a Cuba, pero una parte de él se siente cubano y ya está, al menos busquenlo en lo que comen, como hablan, en la música que oyen en la fiestas y sobre todo cuando se encabrona... ¿qué malas palabras dicen los cubanoamericanos? Hay telón y medio por donde cortar en el tema de la nacionalidad.
El Negrito de la serie es un fantasma (¿pintoresco?) un payaso al que nadie toma en cuenta, lastima porque tiene carisma y da para más, pero la naturaleza de sus bocadillos le acercan más a un personaje de principios de siglo pasado, que al del exilado cubano e hoy.
Pues bien, el dueño del negocio (el viejo por supuesto) tiene un encuentro con el "recién llegado" que viene en busca de trabajo y que sin ton ni son critica al “cubano de Miami”.
El Viejo se defiende en lugar de ofenderse, deja claro que a él nadie le pone un cartelito... que los cubanos “somos iguales” y esta bien eso (yo creo lo mismo) pero sucede que todo el episodio parece forzado, como si los diálogos hubieran salido de la boca de un apuntador, alguien que tiene demasiados compromisos con la audiencia como para ser original. Tal vez por esa auto-censura, en la serie ocurran solamente situaciones trilladas y tan picuas como la de la palmeras.
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Me pregunto si los realizadores de la teleserie tuvieran el valor de tocar otros mitos, como el de que: mientras más tiempo lleva un cubano en Miami, más se acerca a la patria bucólica, alejándose al mismo tiempo de la isla real.
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Bueno sería, el abordar osadamente las peripecias de un “newcomer” y los rechazos que este sufre, al estilo de – ¡Ah, si llegó ayer... pobrecito!
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¿Qué tal si se cuenta la historia desde del fondo de la botella, si se recrea la llegada del viejo hace 40 años, sus trabajos y sus dilemas para adaptarse a la vida de un nuevo territorio?
Creo que el uso de la palabra “Cuba” como consigna hueca y sin un asidero dramático, causa el efecto contrario.
¿Por qué no explotar sin tapujos la condición de exiliados de "todos" los que formamos esta comunidad y desde ese lugar común, reflejar entonces nuestro diario avatar de carne fresca para chichones. No olvidemos que en cualquier parte del mundo vivir en el exilio es también una disciplina que se aprende a bofetadas.
III
En el último lustro la composición poblacional del condado de Miami-Dade ha cambiado mucho, nuevas puertas se abren al debate y a la polémica en nuestra sociedad, lo cual lejos de dividirnos, democratiza los pilares de este pueblo, enriqueciéndonos cultural y políticamente.
Recuerdo que cuando llegué hace unos años se agradecía el acento cubano en algún que otro melodramon de televisa. La vida cambia con el paso del tiempo y la audiencia de la televisión también lo hace.
Hablando en serio, Tony, sobre imágenes originales y atípicas de los "recién llegados" allá al brutal ¿has leído alguna vez El Portero, de Reinaldo Arenas? Si no lo has hecho y tienes un chancecito descárgale, brother. Es un vacilón. Este portero no está en Miami, sino en New York, pero para el caso... Al principio parece moverse en una talla neorrealista, pero por la mitad y hasta el final se convierte en una onda esperpéntica y superfreaky,
ResponderEliminarlo recomiendo de corazón, a propósito de imágenes originales del cubano en el Norte
el Gerald
saludos
No G.A., no lo he leído y sé que debo hacerlo mi brohter, pero a cambio hay algunas partes de “Antes que anochezca” que llevo siempre conmigo.
ResponderEliminarCreo que Arenas además de escritor, fue sobre todo un Gran tipo, esencialmente un HOMBRE.
Es muy difícil conservar la integridad personal en este mundo de palos y zanahorias, de tragamonedas y patadas en el culo. La mayoría de las veces terminamos por renunciar, es más cómodo ir de rameras por la vida, cobrando la sonrisa, las horas extra, los buenos días y las malas noches... aquí o allá todo tiene un precio, el carro y la casa grande, el puesto, la piscina, la popularidad...
Al acabar la junventud, por lo general la aclamada “madurez” nos sorprende en medio de la simulación de aquello que quisimos ser y que tristemente se nos quedó pendiente, la madurez es la bancarrota de los sueños y nadie como Reinaldo para dejar en claro que la única patria que merece nuestra esperanza es la “locura”.
Saludos, tony.
p.s. Perdona la muela, es que me diste un viaje en el estomago de la emoción, porque al tipo lo quiero, aun sin leerlo a fondo. Nos pillamos en tu sitio. ;)
apst the tabac
ResponderEliminar2:59, si te arrasca es por q te pica.
ResponderEliminargrrr
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