El fin de año en Buenos Aires.
¿y las uvas?, pregunto.
Aunque andaba rodeada de cubanos aplatanados - algunos con un acento porteño capaces de hacer palidecer de envidia al mismísimo Fito Páez – todos me miraron como si fuera un bicho raro.
¿de qué hablás, che?, tomáte el champagne y salí a la terraza para que saques a volar tu farola.
¿Y la maleta?, ¿y el cubo de agua?....
¡pero que le pasá a esta chica!, dijo una.
Y al cabo comprendí que las tradiciones cambian, que a pesar de influencias comunes cada país, ciudad, comunidad, tiene sus costumbres, aunque procedan de un mismo tronco. Y uno se adapta. Y recordé el 12, 10, 11, hasta llegar a 0 y la canción de “Por que perder las esperanzas…” que es entonada por millones de voces en legitimo inglés a las 12 de la noche del último día del año en toda USA. Y ahora en Argentina, siento que mi tierra tiembla.
Buenos Aires, 12/31/2007
Sin embargo…! Que bella y emocionante la tradición de eleva faroles!, se encienden, se balancean y se tocan, y mientras tanto se pide en silencio y con fe en que se lleve todo lo malo que nos tocó en el año que termina. Se sueltan y comienza un lento ascenso hasta convertirse en un luminoso astro amarillo, casi una estrella. El cielo se llena de farolas y todos nos abrazamos felices. El año nuevo ha comenzado y todo lo que le soltamos a la farola luciérnaga se aleja de nosotros, se lo traga el éter, lo devora la inmensidad del cosmos. Y así terminada la faena, suena la música, el champagne ha avivado la alegría ya de por si dueña de este espacio. Y nos adentramos en el 2008, rompemos el hilo imaginario que nos separa de un tiempo ya ido. Borrón y cuenta nueva. Y nos ilusionamos y respiramos hondos y felices y aunque no queramos, allá dentro, allá bien adentro la cancioncilla tan cubana…” a lo mejor para el año que viene, lo bueno sucede”… nos pone un trino en el alma y una sonrisa en el corazón.
GeNeRaCiOn AsErE/Medea
No conocía esa tradición, debe de ser muy bonito ver todos esos farolitos subiendo. Aquí en Canarias, nos tomamos las uvas y vemos los fuegos artificiales. Eso de botar agua, mi mamá se empeña, pero yo le digo qué cómo voy a tirar un cubo de agua desde un 10 piso, hago eso y enseguida me llaman a la policía, así que mejor no hacerlo.
ResponderEliminarSaludos!
Mede, me dio risa imaginarte con el farolito, pero pensando en el cubo de agua.
ResponderEliminarMuy buena la crónica, con las palabras justas para que nos llevemos la idea del asunto. Mira si es que puedo verte rodeada de clones amistosos de Fito Paez.
Oye, volviendo al cubo, creo que es algo que se me hubiese ocurrido, incluso aunque aquí en mi casa no lo tiramos, al menos uno se acuerda de aquello y hacemos los otra vez los mismos chistes.
El 31 pasado a Maylin se le perdió una uva y ya andábamos buscándola por debajo de la mesa, cuando apareció en el platico de la mantequilla.
Tiene su cosa (linda) la tradición de los faroles. Hoy hablaba con el yoyo sobre eso... de cómo se asimilan las culturas y uno interactúa con las costumbres cuando está lejos del terruño. Yo creo que lo que más me gusta de Miami es el acento de Hialeah.
Nos vemos pronto. Tony.
Este es un lindo relato de tu viaje Medea. Espero verte manana.
ResponderEliminarBesos de MAylin.
La verdad que siempre se aprende algo nuevo, todos los dias te enteras de algo diferente.
ResponderEliminarGracias Medea por compartir la historia de tan bonita manera.
medea, yo creo que haria mi mayor esfuerzo por no dejar de ser asere, nada de eso de pibe... y o mogollon.
ResponderEliminaren parte es comprensible, pero a veces suena RIDIculo, no crEEs?
saludos y un abraZo para ti por el ano nuevo
Albert