Las casas de madera por las tardes sonando como lejana décima, o recuerdo que nace y con pena se pierde, juntan sus tablas, temen el morado muy lento que angustia las palmas. Añoran la penumbra del fogón soñoliento. Y el polvo, con el humo del Domingo asciende hacia las nubes libres, como canción del pueblo.
Bro’, de madre, Eliseo captó en tres segundos la nausea de una tarde de domingo en la campina. ¡ q' buena idea traerle! Embullate compadre y mándale a aguaya algo para el viernes, mira que sino te castigo con otra corrida de toros. ;)
Agua , como ya me quedé conectado con Gerardo, me recodaste aquello de SR,
...y luego viene el viento y las revuelve, borrando las pisadas y los hombres, sin hijos, ni árbol ni libros...
lola, si quieres le puedes regalar a heidi la foto. ;)
Las casas de madera
ResponderEliminarpor las tardes sonando
como lejana décima,
o recuerdo que nace
y con pena se pierde,
juntan sus tablas, temen
el morado muy lento
que angustia las palmas.
Añoran la penumbra
del fogón soñoliento.
Y el polvo, con el humo
del Domingo asciende
hacia las nubes libres,
como canción del pueblo.
Eliseo Diego
Qué bella poesía!
ResponderEliminarY pensar que los tornados se las llevan y revuelcan como si fueran hojitas de árbol...
Pues aunque no es el sitio, me parece que la casita de Heidi podría ser así.
ResponderEliminarSaludos!!
albert, te embullas a prestarnos la cabaNa para una convenciOn blogERA... ;)
ResponderEliminarBro’, de madre,
ResponderEliminarEliseo captó en tres segundos la nausea de una tarde de domingo en la campina. ¡ q' buena idea traerle!
Embullate compadre y mándale a aguaya algo para el viernes, mira que sino te castigo con otra corrida de toros. ;)
Agua , como ya me quedé conectado con Gerardo, me recodaste aquello de SR,
...y luego viene el viento y las revuelve, borrando las pisadas y los hombres, sin hijos, ni árbol ni libros...
lola, si quieres le puedes regalar a heidi la foto. ;)