¿Es posible convivir con una pareja que tiene un pensamiento político diferente al tuyo?

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El cambio de escenario
Al salir al exterior en masa y comenzar a interactuar en países donde existe una apertura para la expresión individual y colectiva, descubrimos que hay movimientos sociales de todo tipo, de consumidores, de minorías étnicas, de perritos perdidos, de luchas por la ecología, por la liberación sexual, etc.
En un ambiente de reglas democráticas, hay a quien le da por tomar cerveza, mientras otros quieren salir a protestar. Atrás queda la riquísima gritería que antes podíamos armar en la Esquina Caliente, único margen de debate -que aún hoy- se permite en Cuba. (Política en vez de Pelota)

Cuando los cubiches emigrados nos percatamos de que nuestra jeva o jevo tiene una opinión política diferente a la nuestra, (si se da ese caso) también medimos la magnitud del salto (cambio) que individualmente hemos dado. Por ejemplo, el hecho de que las mujeres puedan aportar un sueldo "real" a la familia y de que incluso tengan medios de transporte y con ello libertad de movimiento, agranda mil veces su posibilidad no solo de pensar, sino de expresarse, así como de actuar en un nuevo escenario. Pues al final, uno termina siendo no solo lo que puede pensar y decir, sino también lo que es capaz de hacer todos los días.

Como saltar el muro del debate en Pareja
Muchos de nosotros crecimos en hogares, aulas y esquinas, donde la sociedad reproducía "consciente" o "inconscientemente" un modelo totalitario, que nos disparaban en "cadena" por la TV y la radio, en donde un líder macho, varón, mas-culino, anulaba la opinión de los demás, apelando a cierta "verdad" fundamental.

Si hay un muro grande que nos queda por saltar a las jóvenes parejas de emigrados cubanos de hoy, es el de practicar el respeto a la individualidad. Ahí está el reto, en disfrutar de una buena discusión y sacar partido de cada controversia, en pensar dos veces antes de descalificar al otro que opina y reducir el debate a una torpe reyerta sobre quien es el más bobo, o más comemierda.
A la hora de debatir deberíamos sortear la trampa de subordinar cada "tema" tratado, a partir de nuestro propio sistema de valores, creencias, religiones, pues de este modo (sin colocarnos en el lugar del otro) solo lograremos siempre la misma respuesta y de sobra se sabe que la solución a todos los problema no se reduce a una simple marquita (palomita) que lo reduce a verdadero o falso. En todo caso a los dos, siempre nos queda y nos salva el amor, para poder hablar-nos.

GeneracionAsere/La Pandilla