¿Valía la pena haber sacado a Fidel en pijamas de la isla, al igual que le hicieron a Zelaya?

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Unos meses después del arribo de Fidel a la Habana, éste era tan popular que de haber convocado a elecciones las hubiese ganado arrolladoramente. Sin embargo, desde aquel entonces comenzó a desmantelar, una a una, las Instituciones del país, hasta estrangular cualquier tipo de representación ciudadana. El primer afectado en la jugada fue el "Presidente de la República", Manuel Urrutia, puesto y depuesto "a dedo" según la usanza stalinista.
(Algo muy parecido hace ahora Hugo Chávez, con su versión de totalitarismo en cámara lenta, primero la Constitución, luego la prensa, ahora las milicias y más tarde... ¿Más tarde que vendrá?)

Al negociarse por estos días en Honduras la presunta restitución al poder del depuesto presidente, Manuel Zelaya, se ponen en entredicho los mecanismos constitucionales que apelaron las Instituciones de aquel país. Para colmo de ambigüedades, este miércoles, el secretario general de la ONU, Ban Ki-moon, reiteró su condena a la destitución de Zelaya, pese al informe de un consultor del propio organismo que ha catalogado el hecho de "constitucional".

Pregunta del día en América Latina
¿Acaso los líderes que gozan de apoyo popular, pueden desmantelar las Instituciones de un país, con el argumento de ejercer su influencia directa en el gobierno? o por el contrario, ¿Son las Instituciones quienes tienen el deber de preservar la división de funciones para impedir la concentración en un solo poder?

Los principios básicos de una democracia, son la representación popular, la separación de poderes, así como la legalidad y jerarquía de las normas. Di tú ...

GeNeRaCiOnAsErE/La Pandilla