Manual del Exiliado

A Muñanga

Boxeador empírico, subido al cuadrilátero día y noche con un solo jarro de limonada y platanitos Johnson. Tu ídolo más grande el kid chocolate y la meta más corta : el cielo. Que tiempos aquellos de plancharte el cerquillo y el saco de lino abierto de par en par, bailando rumba por Cuatro Caminos, veinticuatro horas sin parar, del puerto a la parranda en el bar, de la ronda al Gym y allí a tirar... tirar soñando con quitarle la novia al Gavilán.

Luego, Batista, las revueltas y el 1ro de Enero: “un gobierno que se preocupa por alimentar al pueblo nunca va a llegar a nada” se acabaron los carteles, las apuestas y el bacanal. Los gimnasios cambiaron el nombre: Cerro Pelado, Hasta la Victoria Siempre, claro, las playas estaban abiertas.

Nunca quisiste entrenar a boxeadores amateurs “eso de tres rounds es pelea de mosquita muerta” sin embargo casi nadie en la Habana dominó el sentido de la distancia, la resistencia y la oportunidad para pegar en la escapada “la victoria la tiene siempre quien sabe guardar su salida en la esquina”, pero te quedaste en tu cuarto, en tu monte sin lumbre, borrándote las memorias con coronilla y putas que olían a luz brillante.

Cuantos Zarathustras no han habido de los Sitios a Belén, de esa roca más alta del bajo barrio nos viene una luz intocable, la de la dignidad del pobre que cada día se da el lujo de ser: hombre, hermano y amigo. El que nada tiene, a nadie debe y así ninguno le obliga a irse de mono para aplaudir en las Plazas.

Conservo bien los consejos que nunca me diste Muñanga, me los dieron otros, quienes también aseguraron su salida, pero la definitiva, la de una isla que mientras quedaba atrás pesaría mucho más en lo adelante. Hoy tus alumnos del otro lado del mundo te mandan artículos de sobre-vivencia, cuchillas de afeitar, jabones y algún que otro abrazo, huella de lo que tanto les diste. Tal vez por eso maestro, quiero inmortalizar tu historia, porque en tus ojos limpios esta guardado un pedazo del cubano que hoy tanto nos hace falta.

By GeNeRaCiOn AsErE/ tony martinez