La polémica entre Silvio Rodríguez y Carlos Alberto Montaner no fue un duelo entre intelectuales.

Para escuchar: Oda a Mi Generacion

Al principio de enterarme del intercambio de cartas entre Silvio y Montaner, lo primero que pensé fue, "coñoooó, mis dos maestros... el caballero del bien y el del mal en una batalla cruenta. Y así me vino de repente a la pantalla el recuerdo de aquellas espadas de Star Wars "la Guerra de las Galaxias".

En la esquina roja el oscuro "Darth Vader" interpretado por Rodríguez y en la azul Carlos Alberto, como el sabio Jedi "Obi-Wan Kenobi eres mi última esperanza".

Cual fue mi decepción, al constatar que antes del tercer asalto se acabó lo que se daba con un tirón de toalla. Y es que la polémica que atrajo la atención de miles cubanos residentes en el exterior y buena parte la prensa, no se trató de un duelo entre dos sabios intelectuales, sino del intercambio de palabras entre un hombre libre y otro obligado a callar.

Un adelanto del futuro debate ideológico en Cuba
El supuesto Play Off "Rodríguez-Montaner" justo antes de empezar se convirtió en pelea de León a Mono, donde uno de los contrincantes tuvo que permanecer amarrado por esa larga cadena -de 50 años- incapaz de frenar la mente, pero lo suficientemente fuerte como para sujetarle la lengua.

¿Para qué volvernos locos y adentrarnos más allá? Si la intelectualidad "revolucionaria" en Cuba se rige por un dogma vertical que solo puede predicar con la obediencia y el silencio, pero además, aquel que intente practicar el diálogo será excomulgado de ipso facto por sacrilegio.

Es muy fácil pensar lo que podría pasar si cada intelectual en la isla diría lo que piensa y no piensa lo que dice, pero por lo pronto tenemos que esperar a que alguno de ellos se le ocurra algo más que callar o emprender el consabido viaje Habana-Florida. Porque hace mucho tiempo que a Cuba le falta quien tense la cuerda y le sobran los malabaristas.

GeNeRaCiOnAsErE/tony
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