HACIENDO PLANES

Muchos de nosotros hemos sido afortunados de llegar a los Estados Unidos y mejorar nuestro poder adquisitivo. Este es el país de las oportunidades, no se puede negar, sobre todo cuando en tantas partes del mundo hay tanta miseria, para ser más específicos Latinoamérica. Todos al llegar padecemos del mismo deseo obsesivo de triunfar, de alcanzar un futuro mejor y algo se pierde en este proceso de adaptación, aunque a la vez que algo también se gana. Somos un pueblo trabajador, de eso no cabe dudas, pero en tal ímpetu se van los días, las semanas, los años, en fin que ganamos más para gastar más y así entramos en una carrera que no se puede ganar,
Ya instalados en el American Way of Life, nos convertimos en un grupo homogéneo con intereses comunes en el: el carro, la casa, el bote, somos esclavos de una infelicidad que no tiene fin -keepin’ up with the johnsons, y de este modo una gran parte espiritual de nuestras vidas queda siempre pospuesta para un tiempo futuro que no llega y para el cual siempre hacemos planes, día tras día, mes tras mes, año tras año.
He perdido amigos por simple aburrimiento, por no tener nada de que hablar…no me interesan los planes del carro, o la casa o el bote.
Es bueno trabajar con planes para un futuro mejor, pero la felicidad no se encuentra en los artículos de consumo, después de poseerle sobreviene una nueva sed que no tiene fin y el espacio que antes se llenaba con gente en nuestras vidas anteriores hoy esta vacío, pero repleto de artefactos.Una frase común es la de “ No tengo tiempo”. Se pierden artistas bajo esta frase contagiosa, que a veces debería llamarse “No tengo ganas”. No hay tiempo para pensar en cosas espirituales o soñar con cosas intangibles, como aquella primera ingenuidad de cuando fuimos poetas, y así nos volvemos avistados, serios, responsables, VIEJOS y se nos pierde lo más valioso que tenemos en este mundo tan lleno de oportunidades. La originalidad.

by Alberto Fernandez
5/15/2007