¿Todavía lavas el bloomer y calzoncillo en la ducha?¿Y fuera de Cuba, cuántas veces vuelas el turno?

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Vaya capricho surgido en las becas, donde el estilo foto carne -FLASH!- estaba a la orden del día, o en nuestras casas, cuando había que acudir al cubo de agua caliente con su respectivo "jarrito" para ahorrar el jabón y "embarajar" el frío. Podrán decir cualquier cosa, pero nadie nos quita la patente de lavar vehementemente nuestra ropa interior en la ducha.

¿Y fuera de Cuba, cuántas veces vuelas el turno?
Allá nos bañabanos dos y hasta tres veces al día para huirle al calor, pero ahora que estamos "aquí", unos con aire acondicionado y otros con invierno... hummm, tal parece que es un mito aquello de que el agua no nos asusta.

Cuando salí de Cuba a vivir una temporada en Holanda, lo primero que pesqué fue tremenda congestión, al votarmela de salao con un espeso lavado de cabeza y salir a pistear rumbo al exterior bajo nieve y ventolera. De sobra decirles que me pasó como al pollito del cuento (de Álvarez Guedes) que quería ser pingüino y al llegar al polo norte, en lugar de decir Pío-Pío, decía Pu-pu..., pu, pu, puñeta que Frío! Debido a lo anterior, en lugar de cumplir aquello de..."no me baño en el malecón", de vez en cuando canto "no me baño en el exterior". Pues la cuestión es que con el paso del tiempo, el aire acondicionado, el invierno crudo, o la calefacción... he perfeccionado el arte de volar los turnos.

GeNeRaCiOnAsErE/tony