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10 de septiembre de 2007

On lunes, septiembre 10, 2007 by GeNeRaCiOn AsErE in    6 comments
Hoy publicamos en nuestro BLOG “en cadena” esta historia del big Yoyo de Jinetero, ¿... y qué?, (un magnifico sitio blog de nuestra familia) como refuerzo a la propuesta de "cuentos balseros" que hemos venido publicando, pero esta vez, desde la perspectiva de un funcionario que ha decidido no regresar a la isla y deserta en misión “oficial”.

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La serie de cuentos sobre las tribulaciones de una generación que masivamente optó por abandonar su vida en la isla, tiene el interés de explicar el por qué de la estampida. Cada testimonio contiene un manifiesto de causas y es una suerte de revelación para aquel que nunca vivió de cerca la tragedia de sentirse vigilado en el barrio, en la escuela, o en el trabajo, para ese afortunado niño que no recibió el entrenamiento de “pensar” antes de “hablar de política”, para no meter el delicado.

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Es cierto que en Cuba no tuvimos lanza, ni armaduras, ni caballos… pero igual partimos pa’lante y así fue que nos escapamos, pues nada más grande que la esperanza de cambiar la vida y sobre todo, porque la luz de alante es la que alumbra.

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Un abrazo al yoyo de GeNeRaCioN AsErE

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Me quedo.
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(la historia de un balsero oficial by el yoyo)


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- ¡Me quedo!- Negro, ¿tú pensaste bien lo que vas a hacer? Mira que tú aquí no tienes a nadie…- Asere, si no lo intento ahora que soy joven, cuándo lo voy a hacer; ¿Cuándo sea un viejo?- A mí no me tienes que convencer de nada; el que tiene que estar convencido eres tú. ira, yo me voy ahora para el aeropuerto, hago el checking y después voy sentarme en la cafetería del Meet Point, tú sabes cual es. Allí estaré hasta la hora del pase a bordo. Cualquier cosa que tú decidas yo te apoyo. Si decides regresar, aquí no ha pasado nada; si te quedas, bien. Eso sí, cuando me pregunte por tí en Cuba, tú desapareciste el último día y de ti nunca supe nada más. ¿OK?
Son las seis de la tarde.

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Mi jefe debe estar ya volando de regreso a Cuba. Lo vi pasar el control de pasaportes y pararse un momento tras los cristales mirando en todas direcciones. Sé que me buscaba, pero yo no tuve fuerzas para decirle adiós a ese viejo que se ha portado conmigo como un padre. Me quedé allí hasta que perdí de vista su paso lento. Arrastraba su equipaje con tristeza, sé que a él le duele tanto como a mí esta separación. Gracias por todo viejo.
Ahora estoy solo.

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En mi bolsillo está toda mi fortuna: los teléfonos de varios amigos a los que he de llamar pues me han asegurado casa y trabajo de inmediato. Ha empezado a lloviznar, nunca para de llover en este jodio país. Me acomodo el abrigo pensando qué dirección tomar. Hace un frío del carajo.
Llevo dos días caminando la ciudad.

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He hecho ya cientos de llamadas, pero al parecer a la gente se la ha tragado la tierra. He dejado mensajes en todas las contestadotas. Llamaré más tarde, digo. Por suerte era fin de semana y las discotecas permanecían abiertas hasta el amanecer, porque no encontré lugar donde pasar la noche. Pero hoy es lunes, si no consigo donde dormir tendré que quedarme en la calle. Hoy las discotecas están cerradas. La temperatura ha bajado hasta 5 grados centígrados.
La ciudad es bella.

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He recorrido todos los cafés y restaurantes a la orilla del río. Nadie me puede ofrecer empleo, ni siquiera cuando les ofrezco trabajar sólo por cama y comida. No está permitido, nadie se arriesgaría a contratar a un sin papeles. Son las 9:30 de la mañana en Cuba. El viejo debe estar ya en la oficina. Ojalá que no lo machuquen mucho con la preguntadera o la cojan con él por mi culpa. ¡Cómo me gustaría estar ahora bajo el sol de La Habana, sentir de nuevo ese calor que siempre me molestó! Ahora no sudo, por el contrario; el abrigo se me hace como de tela de cebolla. Me duele la espalda de tenerla contraída y las manos… ¡ay cómo me duelen las manos! ¡Qué frío por dios!

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Me deslumbra ver tal cantidad de luces adornando cada paseo, cada calle, cada local. Hasta mí llega la algarabía desde los barcos que pasan llenos de turistas por el río. Estoy cansado, pero no puedo quedarme mucho tiempo en este banco… ¡me voy a congelar cojones! Tengo que moverme; mejor me meto en algún restaurante barato y pido un café para calentarme… mejor un Té. ¡Ojalá que no se note que hace tres días que no me baño! Ya estoy hablando sólo… si sigo así me voy a volver loco.

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Es agradable estar nuevamente en el interior, rodeado de gente aunque no me hablen, saboreando un té que me devuelva temperaturas humanas. Pero lo bueno se acaba, el local va a cerrar. No sé qué voy a hacer. Afuera me espera un grado, un miserable y solitario grado centígrado y una lluvia como una escarcha fina, muy fina que atraviesa el abrigo, la camisa, la piel y los huesos. No quiero salir, pero no me queda más remedio.
Nadie ha respondido a mis llamadas, me huyen como un apestado. Una cosa es allá en Cuba y otra cuando estás aquí. La gente se destiñe rápido, la palabra “ilegal” pone a prueba a los amigos… me han dejado colgado de la brocha y a esta altura mis naves están quemadas y en el fondo de la bahía de La Habana. ¡Nunca hubiera imaginado algo así, pero ya estoy montado en el burro y tengo que seguirle dando palos! Lo más grave es que el dinero que tengo no va a durar mucho…

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En la puerta de salida coincido con señora madura, una de esas tembas de porte elegante. Le cedo el paso y le abro automáticamente la puerta. Ella me sonríe y me da las gracias cortésmente al pasar. Quedo pensativo, tiritando en el medio del parking sin saber a donde ir, ni donde podré pernoctar. Un auto se detiene ante mí, es ella que me pregunta hacia donde voy, pero mi silencio delata que yo no tengo idea.
- Entonces te invito a una copa y así me cuentas tu historia…



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6 comments:

Anónimo dijo...

Yoyo, te acuerdas de aquella canción "yo me quedo", creo que a fuerza de buscar esas cosas tan dignas que menciona su autor, fue que miles de nosotros nos decidimos a partir.
Buena historia man.

Anónimo dijo...

El día que sabemos que ya no hay regreso es inolvidable, marca algo tan fuerte que es difícil explicarlo, es como una división de nosotros entre antes y después de…

“Me quedo”, soy protagonista de mi propia vida, tome partido y ando por mi cuenta, si se puede cambiar el mundo la cosa tiene que empezar por uno mismo.

Skapada Blog dijo...

Hola Tony,
Nunca habría llamado balsero a alguien que se queda en una misión. Pero creo que es cierto. Este mar está lleno de tiburones de dos patas, tan o más peligrosos que los tiburones del estrecho de la Florida. Mucha gente piensa que quedarse es algo fácil. "Na´ después yo me las arreglo". No man, tú no sabes a lo que te enfrentas, el frío, los engaños, las traiciones, las vejaciones, tener que bajar la cabeza más de lo que la bajaste en Cuba.
El quedao es ilegal y no tiene ningún derecho. Desgraciadamente he visto decenas de cubanos quedaos que están pasando una vida de perros en Europa. Porque aquí no hay ley de ajuste cubano, aquí te tienes que ajustar tú solito y los cubanos son uno más dentro del pelotón de inmigrantes chinos, rusos, turcos y de cuanta nacioonalidad haya. Tampoco hay una comunidad que te proteja y los pocos amigos salen echando y te dejan colgao de la brocha.
Esa sensación del primer invierno es inolvidable pa un cubano. Yo no le recomiendo a nadie quedarse ilegal en ningún lado. De corazón.
Saludos
el_yoyo

Anónimo dijo...

joel.
ah si yo me se la canción era esa de:
yo me quedo con todos los pitusas, los tenis y las trusas, con esas... yo me quedo...

no, pero fuera del cuero, bueno el testimonio y la vivencia deja en ver que duro es renunciar a la vida impuesta, para encontrarnos la con libertad personal.
De verdad muy bueno yoyo, me hace pensar en la linea de aquella canción: la angustia es el precio de ser uno mismo.
slaudos mi gente del joe.

General Electric dijo...

Ya ves Yoyo: siempre hay un alma caritativa en este mundo... aunque la historia con la temba nos la debes. Quizás todo paró con ella en algo locote y freaky, y el gao caliente lo tuviste que pagar a muy alto precio????

Lo que más yo extraño de las fastuosas ciudades del Norte, de donde vengo, es algo que apuntas de paso: "Me deslumbra ver tal cantidad de luces adornando cada paseo..."

GeNeRaCiOn AsErE dijo...

El General me cogió la palabra.
Yo iba a preguntar lo mismo...
¿Cuándo viene la segunda parte? la de
después de las copas?
saludos
Alberto