La vuelta al mundo en 45 days. Según Alberto

II

(Balsero de nieve)

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Eran como las 6 de la tarde y teníamos que esperar a que oscureciera, pero mientras nos tomábamos unos lagers (para relajar) en un bar cercano.

¿Eh?

Claro que las cervezas iban por mí. Yo no estaba pa la momiadera esa de esperar en seco, justo cuando lo que me venia encima era una prueba de fuego, era preciso despegar mis morocos de la garganta.
¿Con algo había que bajarlos, no?
Julio y Jorge estaban tranquilos, distanciados, sin apenas expresión en el rostro.
Bueno, es que después de decir adiós a tanta gente ya no les quedaba ni el fondito de su afecto.

Como alguién dijo una vez (?) ... en cada abrazo se queda siempre una pequeña muerte.

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La vida en el extranjero a veces te enseña que el negocio es solo negocio y nada personal. Quizá podamos llamarle ´´La ley del aislamiento´´
Tal vez por eso Julio me recibió en su casa un poco frío el día anterior. ¿Qué coño frío? Polar. Con carita de culo me cantó la cartilla de lo que se podía o no hacer en su casa, un apartamento pagado por el gobierno de Canadá, como la mayoría de los Cubanos allá, el no trabajaba y se buscaba sus chavitos extras (exactamente 100) con estas pasadas. A mí me pareció que estaban todos un poco momiaos, orgullosos de su condición de vivir sin trabajar. Jorge y Julio un par de aristo-gatos hinchados por el fácil ronroneo del lucro con el trafico humano, aletargados gatos... sumidos en la nada, ensimismados en la tortilla revuelta del futuro y el pasado, así les llegaba el recuerdo del domino, cada invierno entre palazos de nieve.

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Era la frontera de Toronto, Ontario y Michigan, E.U., Mi recuerdo de esa noche ha salvado el bar y borrado lo demás, bueno, la verdad es que del bar solo me queda la entrada y la barra.
Pagué las últimas tres frías, ¡conooo que ganas de mear! Julio y Jorge se levantaron como si nada fuera y dispuestos a terminar esto de una vez, salieron del bar.
-Ya es hora- dice Jorge
Aun puedo verme. Les sigo de cerca, caminando hacia la línea del tren que nos lleva hasta el túnel.
Se despiden (no hay abrazos) bajo por una escalerita de mantenimiento,
casi escondida y de pronto llego hasta la misma entrada.
El túnel es como un tubo pequeño. ¿Caballero quien lo diría? El tipo que saldrá de este tubo negro va ser alguien diferente, y es que atrás uno deja siempre las mejores cosas.

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Capitulo aparte para el frío, aunque no nevava, ese viento polar que al abrir la puerta te hace de decir conooo!!!! y apretar el fondillo, jumm-jumm, perdón, el cuello entre las jaboneras nacaradas.
¿Quién dijo que soplaba el mono en pinar del rió?
Fríos estos, que se te cuelan por el pantalón hasta toparse con don pirulin, pobrecito él, que ahora cierra los ojos escondido y yo navego que no camino, con estos zapatos hechos un par de duro fríos. En fin, como dice mi socio “... a uno le dan ganas de meterse las orejas en el bolsillo...”

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Entro al baile... esto está más oscuro que un apagón en el trillo del bosque de la Habana.

Más oscuro que la boca de un lobo..., no representa mis impresiones. Esto es... la boca del lobo y el resto boberia. Lo primero que pienso es.... el tren o yo, pero los dos no cabemos.... y luego de una retreta de malas palabras que tienen que ver conmigo y con mi madre...
Me ando (cag’) pero sigo pa' lante por el quiso del costado que tiene un pie de ancho...
Cuídate Perico que si viene el tren, te deja para hacer el cuento "de calcomanía" aquí mismo en los rieles.
Silbo aquello de “...caminante no hay camino...”, una linterna al andar, la muda de ropa que tu conoces (encima) y un bolso con mis papeles.
¿Para qué esperar?

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III

(25 DIAS ANTES)

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Me despierto en Italia con la misma pesadilla de siempre. Llego a La Habana por error
y mi Papa me espera en el aeropuerto para salvarme. Hoy ese recuerdo con la imagen salvadora de mi Padre me enternece, pero en aquel momento era algo horrible. Despertarse todos los días a las 4 de la mañana....

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La misión del día;
ir a Milano y cambiar el pasaje en la agencia de Iberia. Cumplida.
Me devolvieron el 75% del valor del boleto de regreso. Claro aquellos eran otros tiempos. Luego de cabeza pa Aeroflot, donde pude resolver con el mismo dinero, irme en un avión pequeño y bolo que hacia escala “técnica” en Gander. Perfecto.
El contacto de Canadá estaba cuadrado desde Cuba, so... no worries.
Después de esto me sentí más tranquilo, pero nunca tuve deseos de tirar fotos. Pensé que podría recogerlo todo con mis ojos, cosas de chamaco. Aun hoy no se me olvida, pero la cosas es que no puedo enseñarle a nadie mi vida por aquel tiempo.
¡Ah, la Italia! Esas ciudades pequeñitas alrededor de Milano, Monza, Lambrate, Carrugate, Florencia, Pavia, la más bella y donde estuve la mayor parte del tiempo.
En la mañana, después de cada pesadilla, abría las ventanas sentado en el umbral inmenso y me quedaba quieto, solo para contemplar la vida nacer.

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La señora del balcon de enfrente golpeaba sus alfombras y sus senos regordetes brincaban a contratiempo. ¡Que alegría! ¡Que ritmo! Como se abría temprano el café de la esquina, con el mismo tipo de siempre que se sentaba en su puesto a disfrutar del leyendo el diario matutino. Pensaba entonces, ....coño, es qué así será vivir en el Capitalismo.
Nadie estaba apurado. Un colorido intenso saltaba en contraste con la vieja arquitectura, ya estas cosas no se ven en el nuevo mundo. Desde el mismo primer dia yo tuve la sensación de estar metido en una película, a cada minuto del día, a dondequiera que fuera, en la tasa del bano peor, ahí mismo me tasajeaban las dudas.

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Mi último día en Italia tuve que pasarlo en Roma. La verdad es que no fui a ver el Coliseum, no merodeé por la ciudad. Estaba totalmente concentrado y en tensión. Fui a la embajada Canadiense para pedir visa y la espera en no fue mas de 15 min. Me dieron la opción de hacer la entrevista en Ingles o Italiano...tin Marín de dos pingues. Escogí el más latino de los dos porque en los últimos 20 días me la pase en un intensivo de televisión y con mi pequeño diccionario, haciendo listas de vocabulario y dándole muela a quien pudiera. Ya se me olvido to pal carajo, porque al llegar a E.U. le metí mano al ingles sin miedo (que no sin barreras) cuatro noches a la escuela y los fines de semana una montaña de libros de gramática que me comí con una perseverancia que ni en mis años de Universidad

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Le dije al entrevistador que me tenia que ir antes de tiempo porque se me había acabado el dinero, tuve que cambiar el pasaje porque Iberia no me daba vuelo para fecha más temprana. El hombre me miro y sin mas demora me puso el cuño y san se acabo.
Así no pasa en Cuba ni en una película de Fellini.
El avión tenia un espacio sin asientos en la parte de atrás y la verdad es que iba medio vacio. Solo volaban un par de Italianos que iban a buscar putas a La Habana, nunca entendieron el par de amicis, porque yo quería quedarme en Canadá cuando Cuba estaba tan buena, tan llena de mulatas, rumba, son y gozadera; también viajaban un burujón de Peruanos en camino a Lima, y yo. A la primera hora de vuelo mas o menos los peruanos me invitaron a sentarme con ellos en un circulo en la parte de atrás y comenzaron a sacar cervezas de sus bolsos. No pudo ser mejor viaje para un Cubano. Por la amistad Latinoamericana de los pueblos. Hip!
En Gander, solo pasando por la puerta, puse en la mano mi pasaporte al primer oficial que vi y le dije: I don wanna com bac in de plane. Él entendió perfectamente mi macheteo y me llevó a una Zona destinada para eso, donde dormí en un banco hasta las 8 am que abrían las oficinas de inmigración. Por la mañana aunque seguía preso, ya me sentía un hombre libre.

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KONIEK

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GeNeRaCiOnAsErE/alberto