Entre Jesús y los pioneros.

Hoy continuamos recordando nuestros primeros pasos en las aulas y es Gaviota Zalas (cubadice) quien desde Italia va a la carga, para recordarnos cuanto hay que sudar para ganarse los grados de compañero pionero.Si quiere apreciar bellas fotos de Italia y Cuba, así como estar al día de temas polémicos sobre nuestra isla y el mundo, dé entonces una vuelta por (cubadice). Muchas Gracias Gavi por tu cuento.

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Entre Jesús y los pioneros.

(by gaviota zalas)

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¡Los pioneros de la revolución cubana!



Es en las escuelas primarias donde nos comienzan a limar y a modelar, luego de fundir el plomo o de fundirnos los plomos…

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Los bloques de edificios que conforman las escuelas encierran una plaza donde se encuentra el asta para la bandera cubana y a su lado el busto de José Martí, poeta y héroe nacional. Por la mañana en la escuela a las 7:30 en rigurosa formación esperamos el acto matutino. Se iza la bandera, se canta el himno nacional y luego de escuchar algunas las noticias del mundo pasamos a las aulas.

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Quería ser pionera, pero descubrí que primero debía ganármelo.
Me portaría bien en clases, alcanzaría buenos resultados y llegado el día obtendría la esperada pañoleta azul y blanca. Una vez obtenida la pañoleta comenzaba casi, casi a ser pionera. Casi, casi porque para ser pionera debes ser como el Ché.

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Sí, como Ernesto Guevara ¿Cómo y quién era el Ché?

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Entre todos los héroes cubanos alguien decidió que por más de cuarenta años, todos los niños de nuestra tierra debíamos ser irrevocablemente como el Ché. Héroe lleno de ‘valores humanos’ y ‘virtudes personales’ pero sobre todo internacionalista.

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El internacionalismo es la disposición a luchar fuera de tu país de origen en ‘defensa’ de los países oprimidos en cualquier lugar del mundo. Mirándolo un poco por arribita el concepto podría ir bien a todos los soldados que luchan fuera de sus fronteras nacionales.

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¡Qué caras hemos pagado nuestras doctrinas!

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-¡Seremos como el Ché! Este es el lema de los pioneros cubanos.

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Llegaba siempre tarde al matutino. Debía librar un combate o carrera de resistencia contra pantanos, charcos, huecos y todo cuanto me podía encontrar por el terraplén. Cogía un par botas de goma para salir de casa y antes de llegar a escuela cambiármelas por un otros zapatos para parecer una pionera decente y no una guajira sali'a del cañaveral como decía mi madre. Ella me contaba que existen niños en otros países, como en África o América Latina, que no tienen escuela y otros que debían cruzar un río para llegar, como mis primos en la parte más oriental de Cuba sin ir muy lejos. Dichosa yo que debía solo esperar a cruzar un charco para ser sabia.

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Los pobres niños de África siempre eran la razón para sentirme un niño con mucha suerte.
Si no comía, debía pensar que los niños de africanos no tenían comida como yo.
Si no quería ir a escuela, debía hacerlo porque había muchos niños analfabetos en África. Todo debía hacerlo por estos niños… pues mi mamá estaba convencida de que ellos querían hacer y tener, lo que yo no quería.

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Cuando supe que tíos, primos, parientes y vecinos se iban al África dispuestos a derramar su sangre por los niños de aquellos lejanos países; fui entonces muy feliz, porque finalmente podía dejar de comer sin grandes cargos de conciencia.

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En la clase, el candidato a pionero sentado a mi lado se llamaba Jesús.
Jesús llevaba los pelos altos al estilo ‘espendrú’, peinado en moda por aquel entonces. Sus labios eran exageradamente pronunciados, giraban a veces como si fuesen a caer por la tierra, mi primer castigo en escuela fue por culpa de esos labios...

Aquel día la maestra nos dijo para explicar el uso de cuaderno escolar:

-Niños hagan en el cuaderno lo mismo que yo hago en la pizarra.

¡Parecía tanto fácil!, bastaba con imitarla. Pensaba yo.

Cuando ella escribía; -también yo.

Si ella llegaba al final de la pizarra y borraba:- también yo.

Pus para no cansarlos, yo repetía literalmente todo lo que ella hacía… aunque en verdad no entendía nada de nada.¿? Luego de horas de clases infinitas (para mí, porque realmente habían pasado solo veinte minutos) la maestra dijo:

-Niños vengan adelante, que quiero ver lo que han hecho en sus cuadernos.

La pregunta fue incomprensible, ¿Qué cosa quería ver mi maestra? pensaba.

Cuando estaba en fila a dos pasos de poner la libreta sobre su buró. Plasssffhh, mi cabeza estalló en la confusión, en un milésimo de segundo entendí el desastre !Miré mi cuaderno y vi un hueco que perforaba tres páginas en profundidad, todo estaba claro!!!! Giré a toda velocidad y corrí violentamente hacia mi pupitre junto a Jesús... cuando al sentarme siento repentinamente que el aspirante a pionero Jesús estalla en gritos incontrolables. Lo miro... por su cara y boca corría la sangre como el agua de un manantial...
¿Es qué yo era también la culpable de esto? Todavía hoy no sé Jesús en que segundo le rompí a la boca.

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¡Los ojos desorbitados de la Maestra corrían sobre mí!

Luego era ella misma la que corría hacia mí con furia casi animal!

¡Tierra tragarme! ¡Niños de África vengan a salvarme! ¡Auxilioooooooooo!

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Jesús, mi compañero de pupitre era simpático y particular. Llevaba una cadena atada a la parte baja del tobillo. Pregunté a mi madre su significado y me respondió que Jesús y su familia pertenecían a una religión africana. Quizás ni ella misma sabía la respuesta. Nuevas dudas llenaron mi pequeña mente. ¿Religión? ¿África de nuevo? no sabía si me había aclarado o estaba peor que antes.

Una cosa quedaba aún al oscuro, Jesús. Él para mí seguía siendo un misterio nunca revelado. En clases mientras todos escuchaban a la maestra, miraba a hurtadillas y analizaba a Jesús. Llegaba a casa llena de preguntas sin respuestas.

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Llegó el glorioso día en que sería pionera.
¡Todo un acto! Un homenaje, para el cual sacaron para fuera todas las estatuas, cuadros y figuras heroicas… en las bocinas de la escuela resonaban himnos de todo tipo, siempre exaltando a los héroes, a la revolución, la figura de Camilo Cienfuegos, del Ché Guevara y de Fidel; quienes también presenciaban el acto allí, desde sus enormes fotos, con sus grandes cabezas que decoraban cada esquina del aula, del pasillo, de adentro y fuera de la escuela, del pueblo y fuera del pueblo, de la guagua, fuera de la guagua. Héroes por todos lados… héroes aun debajo de las escaleras...

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El (dictador) digo ‘director’ de la escuela, leyó su discurso ante un escuadrón de los niños tiesos como palos secos bajo el sol, que lo escuchamos por más de una hora. En el ‘siempre glorioso’ discurso las palabras Revolución, Fidel, conquistas de la revolución, logros de la revolución, la medicina, nuestros pioneros los mejores, todo un ensarte de palabras cocidas con el mismo hilo, la misma mano, y por un único sastre. ¡Que desastre!!!

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¡Templados al sol los soldados! Los alumnos finalmente escuchamos la sentenciadora frase:

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- ¡Patria o Muerte!
Exclamada con toda fuerza por el orador, que introducía sus reclamos en nuestros cerebros a fin de dejarlos allí, abandonados con la esperanza de que un día llegásemos a creer que eran nuestros.

-Venceremos,,, respondíamos el coro de pequeñas voces todavía de afinar.

-¿Pioneros por el Comunismo? Preguntaba el orador a la multitud de pioneros-soldados.

-¡Seremos como el Che!!!! Respondíamos.

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Respuesta gritada con la fuerza de los casi pioneros… como si aquellas frases al viento debiesen cruzar tierra, mar y océanos para ser escuchadas en todo el mundo.

Más que un grito era, no sé… Me viene en mente un forma de autosugestión:
"Si quieres que alguien te crea, debes repetir a ti mismo muchas veces la mentira"

Partiendo de esta consideración pienso que si la gritas a coro, y desde pequeño, termina por ser más creíble.

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Al final del día era pionera, llevaba orgullosa la pañoleta, comenzaba a crecer, a ser grande y sobre todo a intentar: ¡Ser como el Ché!!!

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Moraleja,
En un mundo de paz, nuestros héroes no nos llevarán a la guerra.

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cubadice/gaviotazalas (Italia)