¿Y quién siente vergüenza por ser cubano?

photo by arimarfilia (la niña más linda del mundo)

Ser cubiche sobre pasa el hecho de cualquier gritería, uno puede detestar el parloteo y sin embargo sentir a Cuba por los cuatro costados, pero tampoco hay que avergonzarse del ‘escándalo nuestro de cada día’ especialmente cuando todas las naciones del mundo, tienen el armario lleno de sus trapos sucios.
La diferencia entre nacionalidad y ciudadanía quizá sea lo que me salve mañana de sentirme un extranjero en Cuba, como me sirve hoy para saber que no soy más que otro cubano en el extranjero. Me es imposible transferir de ‘rampanpan’, las vivencias y los recuerdos de mi vida en la isla. Lo siento, pero la seguridad de saber de donde vengo, es lo que me hace capaz de asumir mi propia universalidad, especie de ciudadanía mundial.
Gritón, sI, y no me arrepiento, -incluso aunque hable bajito la mayor parte del tiempo- porque la identidad nacional trasciende el hecho de cualquier tono de la voz, y es a más bien cosa de resumen, de mezcla de color y razas como una maza de harina pa’ croquetas... cierta imposibilidad de contener los pies cuando me sorprende un ‘cun va quin quin cun’ y mucho más, la memoria sostenida de olores y comidas... los dichos de mi vieja casi siempre envueltos en pedacitos de canciones –en Catalina me encontré lo no pensado- la imagen persistente de lugares y personas que llevo encima a todas partes, la cabrona costumbre de raspar el plato, de haber amanecido “Las mil y una noche” de mi adolescencia en el fetecun con los socios... de apagones a alumbrones, de matutinos a formaciones... camina que te camina por el medio de la calle hasta toparme con el muro, porque si es cierto que “yo no tuve Iglesias” es verdad tambien, que el malecón siempre estuvo conmigo, y no quiero mejor lugar para confesar las penas, que aquel arrecife lleno de azufre y sal, donde crecí mataperreando y sin apenas darme cuenta.
El paso del tiempo y la cabrona distancia, me han llevado hoy, a superar el miedo de venerar vanidosamente mi aldea, por eso vivo en paz con mi cubania, ni mejor o peor... en todo caso de igual a igual en la vida real y aplicando la misma regla pa' cualquiera, que al final la vida me ha hecho topar mil veces por ahí con –Cuba- la misma piedra. Por eso, nunca olvido la 'emocionA’ que me dí, en la Estación de Gallieni del metro de París- al escuchar de pronto en el audio Central, el tema de ¿Quién ha visto por ahí, mi sombrero de yarey? A fin de cuentas siempre fui rockero y nunca tuve sombrero... pero hay cosas que sobrepasan la emboscada de cualquier etiqueta. Cubano si, y a mucha honra, que a estas horas del juego, ya no hay nada que me avergüence de serlo.

GeNeRaCiOnAsere/tony