La Carta original del Coppelia. El mejor helado de la Tierra.

Hoy el Güicho desde Alemania nos tira un cabo con este regalo de lujo “La carta de sabores original del Coppelia” . No dejen de pasar hoy por su blog KRONIC Güicho si quieren largar las tripas de la risa con el cuento de los mangos y las yucas.

Mensaje del Güichon,

La heladería estaba recién fundada, y era el despelote de la sabrosura en una Cuba que apenas se había estabilizado a base de latas de carne rusa tras la primera crisis jamalítica 62-65. Tranca de filas que había. Otra cosa, los precios de 1966 son los mismos que yo dejé más de veinte años después! Lo que sí me parece es que alguna que otra especialidad de los 60 no perduró a los 70 y 80. En particular el "Soldado de Chocolate" no lo recuerdo. (Mimé nació en el 67.)

By el Güicho nov.21, 2007.

Pues luego de ver la carta de sabores que nos mandó el Guicho iba camino de hacerle un cometario y me salió esto.

'El mejor helado de la Tierra'

Cuando tenia 15 años y pensaba que ya era un pepillo viejo, me iba hasta L y 23 a mitad del cuarto turno... no sé como me las arreglaba -¡perdóname conciencia!- para cambiar una ensalada de almendra por otra clase de matemáticas y no suspender al fin de curso. A mi favor puedo decir que siempre convencía a alguien para que escapara conmigo...

Hacia fines de los ochenta, Coppelia se llenaba por la noche de cuanto marica, rufa, pepillo y
aspirante a freeki había en la Habana... la cosa era partir un helado y luego bajar hasta el malecón, hacer una media en el muro y luego subir para comprar otro...
Aquel era un mundo tan enajenado que hasta los tanques de basura decían

–¡Ciérrame, yo soy tu amigo!-
¿Mi amigo TUUU, un tanque de basura?

¡Qué nivel de vuele colectivo!

No había más nada que hacer... ni donde meterse en toda la ciudad... ah, bueno siiii, cada seis meses ‘Mocada’... digo Moncada tocaba en la escalinata y Tanya junto a Monte de Espuma en el Teatro Nacional... claro, eso fue hasta que sacaron aquel númerito de... ‘Ese hombre está loco’, yo creo que los que estaban fundidos eran ellos. ¡a quien se le ocurre caballero! Después de aquello el primer short-bound lo dieron en la cuarta loma con el teatro Escambray.

Volvamos al tema... ¡Cuantas colas no hicimos todos con la ilusión de paladear aquellas Tres Gracias... el Turquino, la Copa Lolita, o hasta el mismísimo Suero!
-siento un sundae... mamita me esta llamando-

Recuerdo a Coppelia como un paraíso de sayas mostaza... allí tiré con mis socios miles de medias, recostado a los muros con tremenda pasmadera y me hice maestro honorífico en la oscilación ventilatoria, de... derecha a izquierda, de... izquierda derecha, de... arriba para abajo ...

-¡COñoo, mira esaaaa tú! ¡Tremenda nevera!-

Ahora mismo me parece sentir las voces de aquellas mulatonas de nieve, uniformadas con atuendo escocés y de límpido falsete solariego, e-mulas de Maria la O... remixiadas con el léxico del cartero bolondrón... en mi vida e vuelto a escuchar una guaperia tan dulce...

-¡Nene, síguelo con rizado de chocolate... manteCAO y vanilla chic!

¡Y ponte pa’ esto San-dalio que nos coge la confronta!-

¿Por qué las memorias del subdesarrollo serán siempre tan surrealistas?

Como es sabido el ocaso del Coppelia comenzó en medio del Periodo Especial y poco a poco cada segmento de la juventud tomó su propio rumbo. Los rufas bajaron cada vez más para los conciertos NG y Dan Den que daban en la Tropical, los ñangaras iban a desahogarse con los ‘Súmate’ de Robertico Robaina y los rockers de entonces, bautizamos el parque Lennon y nos hicimos dueños como por arte de magia del patio de María. Solo los gays ‘medio tristones’ se quedaron allí en el Vedado, ‘solapios’ pero infalibles en su diario recorrido, aun a pesar de las periódicas recogidas de la PNR. Fueron ellos quienes fieles al Rampa arriba y Rampa abajo, resistieron el embate de los nuevos sabores de plátano y café, surgidos a raíz de la escasez. Los gays nunca tiraron la toalla aun por estos días siguen allí, en su esquinita de L y 23 y honrando el recuerdo de aquella fresa con chocolate que finalmente les hizo justicia y les permitió de paso hacerse de un pequeño lugar en nuestra sociedad.

El Coppelia de hoy es un retrato del maltrecho ‘Estado’ de las cosas en el país, donde se mezcla lo peor del socialismo y del capitalismo, el ‘CapiSol’, reflejo de una triste realidad de dos vidas paralelas... en la sección de divisas de la heladería, expenden los mejores sabores... ‘sin-embargo’ en las restantes canchas (4) de moneda nacional, se vende un heladito flojiñan que irónicamente lleva la marca de Varadero.

Los recuerdos aun recientes del limitado esplendor de aquel ‘socialismo con carencias’ donde los helados cubanos llegaron a ser todo un emblema, solo logran hoy que la gente piense cada vez más en la necesidad de un cambio definitivo, de hallar una solución y que se acabe de una vez con esos chantajes emocionales, a lo ‘delirious tremens’ estilo Panamericano de la Habana, donde el narrador de Tele-rebelde nos recordaba (como el más vulgar anuncio de Coca-Cola) que la medalla de ‘Juan pirindingo’ era un logro de la revoluuu’ y del Socialismo, Juan del Central Chaparra y de Cuba y del Mundo.

Nada, que la increíble historia de ubre blanca y la de emocionarte con los records Olímpicos al final nos salieron muy caros, tanto como aquello de que Cuba era el primer territorio libre de América, o como la pretensión de que nosotros en medio del Caribe, si teníamos el mejor helado de la tierra.

GeNeRaCiOn AsErE/tonygm