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1 de agosto de 2007

On miércoles, agosto 01, 2007 by GeNeRaCiOn AsErE   4 comments




Hoy en la sección MANUAL DEL EXILIADO, Lola nos cuenta un journal sobre su último día en Cuba, ella tiene en común conmigo la soledad de haber andado sin el abrigo de su patria (la nuestra) y la lejanía de una madre a la que tuvo que dejar siendo niña.



¿Cuántos cubanos como nosotros, llevan oculto en dos o tres sucesos, el recuerdo entero de su niñez?



“... Porque el tiempo pasa y nos vamos poniendo viejos...” es importante divulgar cada historia, cada vivencia de nuestra vida, para llegar a la catarsis colectiva y saber quienes somos y a donde vamos, para que nuestros hijos también descubran el precio de haber nacido en libertad, el verdadero valor de vivir y hablar sin miedos.



Si le gusta el cine clásico y las prendas de una hechura singular, puede ir al web de lola:



bisuteria y un poco de cine clásico donde el deleite esta asegurado.



GeNeRaCiOn AsErE






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Recuerdos: 22 de julio de 1970




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I
Apenas había dormido, había tenido visita hasta tarde en la noche anterior, sentí la voz de mi padre que me llamaba:"Lolita ya es la hora" abri los ojos y vi a mi padre ya vestido sólo le faltaba ponerse la americana. Me levanté de la cama y aún medio dormida escucho a mi madre diciéndome que ya estaba listo el calentador y que podía bañarme, suerte que hay gas pensé, la idea de meterme bajo un chorro de agua fría a las 5 de la mañana no me hacía mucha ilusión. Después de la ducha, me arreglé, poníendome la falda y blusa que Conchita la costurera me había hecho y que yo había sacado de una revista española y los zapatos que tenía guardados para tan especial acontecimiento, voy al comedor y abro la nevera, veo dentro los turrones que habían dado, tuve intención de tomar un poco pero veo a mi madre vigilándome de reojo, y diciéndome con voz entre burlona y tierna: a ti no te tocan que ya te borraron de la libreta. Me siento en mi silla de siempre y bebo un poco de leche, ya mi cuñada se había levantado y estaba acompañándonos a mi madre y a mi, mi padre de un lado para otro preocupado porque mi hermano mayor no llegaba, es temprano aún, dice mi madre; así van pasando los últimos momentos en la casa en que había crecido, mientras hablábamos de cosas que ya ni recuerdo, llega el primo de mi padre que era el encargado de llevarnos al aeropuerto, comienzan las despedidas, mi padre le recuerda a mi madre que deben de estar temprano si quieren vernos antes de entrar en la pecera. Siento un nudo a la altura del estómago mientras bajo la escalera, no quiero mirar atrás, de repente había recordado la historia de la mujer de Lot que se convirtió en estatua de sal por mirar hacia atrás.





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II
Cuando salimos al zaguán, estaba la vecina esperándonos, me abraza, que tengas suerte me dice. Le devuelvo el abrazo, pero lo hago automáticamente sin ningún tipo de sensación, era como si ya yo no estuviera allí. Dentro del coche apenas hablo, mi padre me dice algo y vuelve a su conversación con su primo, no quiero pensar, quiero dejar mi mente en blanco pero no puedo.Al llegar al aeropuerto, adónde ya habíamos ido el día anterior a dejar el equipaje y pasar el registro, me encuentro con una amiga, ya estaba ahí antes de llegar nosotros, al poco rato llegan mi madre y mis hermanos, momentos de emociòn, todos nos abrazamos mientras escuchamos que ya debemos de pasar a la sala de pasajeros, tras un cuídate mucho de mi madre, doy la vuelta camino a la puerta que ya me separará indefinidamente de parte de mi familia.


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III
En la sala de espera, el tiempo parece que se ha detenido, nadie habla, cada cual está sumido en sus propios pensamientos. De repente, no se que tiempo llevamos ahí, sale una señora vestida con uniforme de Iberia, nos dice: dentro de un momento saldrán al pasillo, para salir hacia la pista, no pueden hablar durante el recorrido y cuando lleguen no pueden mirar atrás ni decir adios, el que lo haga no subirá al avión. Otra vez el recuerdo de la mujer de Lot. ¡No podíamos despedirnos de nuestros seres queridos, nos íbamos como si fuéramos escoria y no nos dejaban saludar!.


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IV
Salimos , yo iba al lado de mi padre, en cada puerta que daba al pasillo había una persona de la seguridad que vigilaba. Cuando llegamos a la pista, nadie se atrevió a volverse, sentíamos la algarabía que venía desde la terraza, cuando al fin subimos la escalerilla y la azafata nos dijo Bienvenidos a Iberia, fue cuando me di la vuelta y saludé con la mano, todos hacíamos lo mismo, las azafatas nos invitaban a entrar ¡cuántas veces habrán visto la misma escena! cuando nos sentamos mi padre me consolaba pero yo no paraba de llorar, al dame cuenta del despegue intenté ver por la ventanilla pero ya sólo se veía un paisaje borroso. Fue lo último que vi de la tierra que me vio nacer, han pasado 37 años.

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by lola, visite su web: bisuteria y un poco de cine clásico

4 comments:

Anónimo dijo...

muy bonita historia lola, saludos maylin

GeNeRaCiOn AsErE dijo...

a veces cierro los ojos y de pronto me parece que estoy delante del refrigerador de mi casa.

tony.

Anónimo dijo...

...abrir la puerta y encontrar solo un boniato...

lola dijo...

Ver la foto del aeropuerto me ha causado un tremendo efecto, no había vuelto a verlo, no quiero ni pensar lo que sería si algún día vuelvo....