the 4 of july.

La culpa fue del sonido, de esos drums demasiado rebeldes para pasar por comunistas (quien nos manda a los cubanos a ser tan musicales) hablo de una melodía diferente a la que querían engullirnos desde las picuas noches del programa “nocturno”. Hoy les cuento del efecto perreta, una gritería imposible de escuchar en la radio nacional, y que marcó la diferencia en miles de muchachos crecidos luego de los 70’s, que voltearon la cabeza hacia una señal que les entraba desde el norte por la antena de aquellos ENORMES radiecitos rusos.

Con la radio americana vino la referencia de un mundo en democracia, para mi generación, que nunca conoció de cerca el pluripartidismo. De nada valieron las promesas huecas que nos hacia la maestra, y el aparato de propaganda del DOR, del ICRT, del ICAIC y comparsa, los jóvenes aseres de entonces, los “hombres nuevos” de aquel futuro que nunca vimos, buscabamos algo más, por eso al final nos cagamos en las meriendas suculentas del palacio de los pioneros, en las mil horas de los círculos de estudios, en la estancias pagadas del campamento de Tarara, en la Salud gratis y las becas (con el recibo incluido de “todo lo que eres se lo debes a la revolución”) porque todo lo regalado nos salía bien caro, porque al aceptarlo también aceptábamos el precio de perdernos lo que nunca pudimos ser.

Como en el 6to ining del proyecto de socialismo en Cuba (late 80’s) cuando cursaba la secundaria solo (por joder) los freekiss nos escondíamos en el albergue a escuchar AC/DC y luego pintábamos a escondidas sus siglas en la letrina de cada campamento de la escuela al campo, al menos para nosotros eso era la rebelión.

Había una melena más larga que la del comandante Ernesto, una gente diferente del otro lado del charco, que le importaban un carajo los manifiestos y sus esperanzas se iban a volar con las “escaleras al cielo”, esos héroes de allá se parecían más a nosotros...no eran tan buenos, ni tan limpios, ni tan mudos, ni tan ciegos y el rojo para ellos era un color cualquiera en el arco iris, donde cabían todos los acentos y las poses de la tierra.

El viejo “jotavich” te seguía del telvisor de la sala, al radio del cuarto, siempre en cadena y he ahí que solo nos quedaba la esquina con los rockers del barrio, no había opciones, o uno se metía la intervención completa del XXXXX aniversario del 26 de julio o la transmisión del hit parade por la "KROCK", por eso el rock n roll siempre fue la contrapartida, la ilusión de que más allá del horizonte del malecón, comenzaba un mundo real.
Para los muchachos que viven aislados en una isla sin salidas, Norteamérica y su música fueron ayer y son hoy el puente para entender la libertad que aun desconocen.

Hoy que ya sé como es la navidad, “the memorial day”, o “the labor day”, puedo decir que son tan fabulosos como los imagine antes colgado de mi antena, que lo que aquí celebran va más allá del dinero, porque el derecho a elegir, a hablar ALTO sin temer o sentirse culpable, nadie puede ponérle precio.

¿En nombre de qué ideal tan puro se puede justificar a la censura?

Los STALIN de este mundo tienen más culpa que los Rockefeller, pues nada es tan terrible como jugar con las esperanzas de la gente.

Yo también puedo ser americano ahora, no por el agua caliente en la casa o el aire acondicionado en el auto, sino porque aquí mi palabra y mis horas extras de trabajo valen, porque puedo detestar a Donald Trump o simpatizar con Bill Gates, porque al final de la historia, los verdaderos reaccionarios son los que demandan de ti una fe absoluta y secular.

Si un día regreso a Cuba nunca voy a olvidar todo lo que le debo a este país, que tan bien me ha acogido, si eso pasa llevare conmigo el recuerdo de mis nuevos amigos (los nacidos aquí) esos que me han dado su afecto desinteresado a cambio de nada, con ellos voy hoy contento, a celebrar el "4 of july”.

Nos vemos, Tony de GeNeRaCiOn AsErE