The standard. El gran ejercito de los tontos.

A veces pienso que vivo en un mundo irreal, un mundo creado para consumir, como un cuento de ciencia-ficción.

Los programas que supuestamente reflejan las modas, gustos y pensamientos de actualidad realmente dictan a ese publico insospechado que consume al más sublime nivel, el de la personalidad. Un grupo de escritores fabrican y fabrican, usando como materia prima miles de productos por lanzar al mercado. Se comercia con el más sublime producto: The standard.

¿Existirá realmente la guerra?

¿Habrá tanta hambre y miseria en la Tierra?

Aquí se nos olvida el mundo aunque pensemos en él.

No me cabe duda que un gran porciento de nosotros pensamos que somos insignificantes y lo somos, pero solo hasta que queramos dejar de serlo.

El sistema de entretenimiento siempre tiene disponible un nuevo producto para consumir, como si fuésemos una retahíla de pequeños soldaditos que forman el gran ejercito de los tontos, los buenos y obedientes soldaditos temerosos; es curioso pero de cierto modo ya viví esta sensación antes, es solo más sutil here y más contemporánea, en linea con la del mundo civilizado-des-arrollado: quítate que te piso.

¿Será verdad que hay hambre en África? Me parece que si, lo he visto en las noticias alguna que otra vez.

Es gigante el poder persuasivo de los los grandes productores. ¿Serán ellos quienes realmente lo controlan todo?

La gente que viene de otras partes termina igual, caras planas y el maquillaje exacto para cada cual según su mercado; es muy difícil mirar para afuera.
A mí creo que todavía me queda un puntico de luz, casi a punto de extinguirse (mas me vale hacer algo pronto) porque siento que la vida no es esto.
Hay que tener mucho cuidado para no ofender o herir al vecino, la gente se cabrea mucho cuando se le rompe el techo...

Ya alguien me dijo una vez que yo me tome la coca-cola del olvido, y puede ser que si, pero al menos me queda una esperanza mientras yo siga tratando de que no... que no.

By GeNeRaCiOn AsErE/Alberto Fernández.