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20 de julio de 2007

On viernes, julio 20, 2007 by GeNeRaCiOn AsErE in    6 comments
Un viernes por la tarde en la Terminal "G-3" del Miami International Airport es algo así como una versión moderna del “paradero de la ruta 27” en el Cerro, obviando las diferencias claro está. La aglomeración, las goteras en los corredores y la escasez de información oportuna, dan un tono surrealista al anuncio de bienvenida que los recién llegados a la ciudad reciben en nombre del Alcalde.
Hoy espero al primo Pepe, procedente de Dusseldorf (Alemania) quien viene a ver a sus hijos que pasan aquí unas vacaciones. Los niños viven con su madre en Portugal, aunque son ciudadanos españoles (vean ustedes el soberano reguero de aseres que hay por el mundo).
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A mi lado un padre y su hija (adolescente) conversan animadamente en deutsche sobre la hermanita y su novio, a quienes están esperando, mientras esto ocurre yo no puedo sustraerme de pensar que un día intentare hacer lo mismo con mis muchachos, pues la peor barrera que puede haber con un hijo es la del silencio.
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Bueno, para acortarles el cuento, ya están llegando los pasajeros...un joven, cartel en mano, recibe a sus parientes colombianos que se saludan entre risas, algo turbados por el hecho del reencuentro, luego salen con prisa a la calle entre preguntas sobre la casa de su tía...por otra parte los americanos (casi todos en parejas) pasan preguntándose cuan lejos aun pueden estar las escaleras... un padre de nacionalidad indefinida abraza ahora a su tres hijos con cariño...
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Los dos alemanes que han parado de hablar ya no despegan su vista del cristal donde aparecen constantemente oleadas de recién llegados…pero de pronto una soberana algarabía les desvía la atención. Alguien esta siendo rodeado por un nutrido grupo (son diez o doce personas) que se le abalanzan encima y lo colman de besos. Todos ríen, al parecer la hermana (una muchacha bien delgada) lanza a su hija pequeña a los brazos de nuestro jardinero derecho –para que conozcas a tu sobrina- dice, y el diestro “fildeador” de cuatro esquinas la captura en el aire para luego mostrarla a todos como si se fuese el último out de un juego de extra-innings. Un hombre mayor que llega a última hora se funde en abrazos con el pasajero feliz llorando por algunos segundos y riendo a la vez, sin decirse nada pero sabiéndolo todo –¡ A ver una foto!- dice la gorda que hasta ahora guardó silencio y entonces, todos se apilan de lado, cual galleticas de soda en una caja de sartines.
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A estas alturas la terminal a cambiado de color, por dos minutos se ha parado el tráfico de pasajeros, que atónitos disfrutan estos momentos de jubilo colectivo tan poco común en otras partes del mundo.

Mis vecinos germánicos se embullan y le tiran una foto al grupo, parece que encuentran todo esto muy pintoresco. Viéndolos sacar la instantánea, recuerdo haber tropezado con esas caras de asombro antes, entre trabajadores de hospitales floridanos, al ver reunidos a varios parientes, sobrinos y socios, para darle su aliento tan solo a un enfermo. En las funerarias o en los nacimientos la situación se repite y es que a todos los cubanos (no importa condición o origen) nos une un amor tremendo por la familia, un desmedido afán por conservar a los amigos de toda la vida y con ellos reunirnos a llorar las penas o a celebrar las glorias.
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En medio de la prolongada bulla que arman mis compatriotas, pienso en la gente que aun espera atascada del otro lado del charco, en la cara que pondría cada uno de ellos si estuviesen en el lugar de aquel muchacho que hoy por fin llega a Miami. ¿Donde estará ahora la abuela, la madre, la hermana, el tío que tanto nos hace falta?
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¿En nombre de qué agenda política se puede discutir “moralmente” el derecho inalienable de una persona a ver a su familia?
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¿Quién puede abogar por la separación familiar y mirar de frente a los ojos de una madre?
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Yo también tiro una foto porque quiero contar esta historia, quiero compartirla luego con ustedes.
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Estoy tan emocionado que la llegada del primo me toma por sorpresa, lo abrazo fuerte y le doy un beso en la calva, EL mira a mis ojos enrojecidos y dice
-¡Coño primo, afloja que no es pa’ tanto!-
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GeNeRaCiOn AsErE/ tonym

6 comments:

Anónimo dijo...

Todavia me acuerdo de las caras de mi gente cuando me fui...las despedidas casi siempre son peores para el que se queda que para el que se va.

Anónimo dijo...

¡Los aeropuertos!. Lugar de risas y llantos.
Después de una pila de años sin ver a mi vieja, pude invitarla a visitarme después de la muerte de mi padre. Cuando aquella señora asomó tímida su cabecita llena de unas canas (canas que no conocía), este negrón que había soporta´o la ilegalidad, la soledad, la nieve, veterano de la xenofobia europea; no pudo evitar comenzar a llorar a moco tendido.
La gente me miraba y yo abrazao a mi vieja, llorando como cuando era chama... Todavía me acuerdo y se me escapa mi lágrima boba.
Saludos, siempre los leo.
el_yoyo
Mi blog en "JINETERO,... ¿Y QUE?"

GeNeRaCiOn AsErE dijo...

yoyo, mi pura esta allá asere...
Imagínate, estoy contigo 100% compadre.
Estuve por tu sitio, me parece bien bueno.
Saludos , tony.

GeNeRaCiOn AsErE dijo...

Mi Mamá llegó finalmente justo después de la muerte de mi Papá, después de 8 anos sin vernos. Aquello fue como divina intervención. Comparto tu experiencia, el yoyo.
Alberto

lola dijo...

Hola, yo estuve 12 años sin ver a mi madre, y tuvieron que pasar 20 años (que decía Gardel que no eran nada) para que mis padres pudiesen ver a sus cuatro hijos juntos. Han pasado 37 años desde que un avión de Iberia me llevó al lugar que ahora es mi lugar de residencia y mi segunda patria (mi esposo y mi hija son españoles), y aún recuerdo la despedida en el aeropuerto, se me hace un nudo en la garganta cuando pienso en todo lo que hemos pasado. Mi mejor amiga, que era para mi como una hermana, murió en Cuba, el día que me enteré fue tan triste como cuando murió mi padre, por suerte yo estaba al lado de mi padre, pero mi amiga del alma, ¡cuánto hubiese dado por haberle dado un último abrazo! Dicen que el tiempo lo va borrando todo, y yo me lo repito todos los días y se lo digo a los que están pasando por la misma situación, pero en el fondo.... se que eso no es más que una quimera. Un saludo

GeNeRaCiOn AsErE dijo...

gracias lola, por tu comentario.

dicen que los abrazos son como una pequena muerte y asi vivimos nosotros...
recorriendo el mundo de lugar en lugar con nuestros amigos a cuestas, repletos de memorias y de abrazos por dar.
cada ves que leo una historia como la tuya se me revuelve algo por dentro, porque se parece mucho a la mia, a la de todos.
un saludo con todo el afecto del mundo de, tony.