Venganza contra los gritos.

Frente a mi vive un matrimonio chino y a cada rato salen a discutir –bajiiiiiiito- afuera de la casa, pues su creencia les exhorta a no ‘introducir’ problemas en el hogar. Bien por ellos. Cada vez que los veo en su intercambio pausado de escuchar y otorgarse la palabra, me parece que estuvieran de romances y no en el medio de una bronca...
Ay del barrio y de nosotros, si cada vez que discutiéramos nos diera por hacerlo afuera.
Si hay algo consustancial en los cubiches es la gritería, nuestra afición por expresar las emociones mediante el escándalo, ya sea en la intimidad de la casa, como en la quietud de un teatro... en el bullicio de la calle, en la tienda, en el trabajo o hasta en una funeraria. No hay velorio más alto y animado que el de un cubano. A cada rato me percato aquí en Miami, como otros latinos perciben con espanto, la escandalosa manera que tenemos de velar a nuestros muertos. Ya Emilio Roig Leuchsering , ilustre historiador de mi ciudad, reportaba quejoso a principios del siglo pasado, la crónica del carácter orgiástico y divertido de los velorios cubanos.
Nuestra afición ruidosa no solo contempla al lenguaje, sino también se expresa en el modo ‘altísimo’ que escuchamos la tv, la radio y cualquier otro objeto con volumen incorporado. Lo cierto es que tenemos una sensibilidad ‘especial’ por elevar el tono ante cualquier evento o circunstancia. ¡Que difícil es hallar el sophrosyne cuando un grupo de cubiches se reúne, no hay otra forma de hablar que alzando la voz! (Referencia obligada al blog: el-tono-de-la-voz)
Recuerdo que en Cuba tenía por vecinos a un albergue colectivo y dentro de aquel edifico multifamiliar ‘había de todo’, la cantante frustrada y las replicas del borracho, el clásico tipo que ponía la música para todo el barrio... o la esperada bronca de los tarros (con final abierto y no siempre feliz) ah, y la de ¿quien se jamó mi africana? ¡EH! Versión libre y adaptada al periodo espAcial...(¡!) Nada, que aquellas griterías nos mantenían más entretenidos que cualquier novela brasileña.
El caso es que al ver este CD, que se llama "Revenge" y ha sido diseñado para 'vengarse de los vecinos más escandalosos y desconsiderados' me he acordé de pronto de varias estampas de mis vecinos allá en la Habana. Y en honor a la verdad, esos 20 tracks de sonidos ‘horribles’ como el violín insistente, el perro ladrando o una fiesta que no acaba..., no son ni la chancleta o el aperitivo de nuestra costumbre antillana, que ahora retumba en mi memoria como el mismísimo cañonazo de las nueve. BOOMBaTa! Que Dios nos libre del escándalo, porque en el caso de nosotros es consuetudinario.

GeNeRaCiOnAsErE/tonygm.